19º domingo del Tiempo
ordinario – B. Evangelio
41 Los
judíos, entonces, comenzaron a murmurar de él por haber dicho: «Yo soy el pan
que ha bajado del cielo». 42 Y decían:
—¿No es éste Jesús, el
hijo de José, de quien conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo es que ahora
dice: «He bajado del cielo»?
43 Respondió
Jesús y les dijo:
—No murmuréis entre
vosotros. 44 Nadie puede venir a mí si no le atrae el Padre que me
ha enviado, y yo le resucitaré en el último día. 45 Está escrito en
los Profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Todo el que ha escuchado al que
viene del Padre, y ha aprendido, viene a mí. 46 No es que alguien
haya visto al Padre, sino que aquel que procede de Dios, ése ha visto al Padre.
47 En verdad, en verdad os digo que el que cree tiene vida eterna.
48 »Yo
soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron en el desierto el maná
y murieron. 50 Éste es el pan que baja del cielo, para que si
alguien lo come no muera. 51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del
cielo. Si alguno come este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi
carne para la vida del mundo.
En esta primera parte
del discurso, Jesús se presenta como el Pan de Vida. Sus palabras se refieren:
1) a la fe en Él; la fe es «ir hacia Jesús» (vv. 35. 37.44.45) aceptando sus
signos (milagros) y sus palabras; y 2) a la resurrección de los creyentes (vv.
39.40.44.47), que se inicia en esta vida por la fe y se cumplirá plenamente al
final de los tiempos.
Al decir Jesús que
«serán todos enseñados por Dios» (v. 45), evoca a Is 54,13 y Jr 31,31-34, donde
ambos profetas se refieren a la futura Alianza que establecerá Dios con su
pueblo cuando llegue el Mesías, con cuya sangre quedará sellada para siempre, y
que Dios escribirá en sus corazones.
El v. 42 menciona a San
José por segunda y última vez en el evangelio, dejando constancia de la opinión
común, aunque equivocada, de los que conocían a Jesús y le consideraban hijo de
José el artesano (cfr 1,45; Mt 13,55; Lc 3,23; 4,22). El Señor, concebido por
obra del Espíritu Santo en el seno virginal de María, sólo tiene como Padre al
mismo Dios (cfr 5,18). Sin embargo, San José hizo las veces de padre de Jesús
en la tierra, según los planes divinos (cfr notas a Mt 1,1-25): «A José no sólo
se le debe el nombre de padre, sino que se le debe más que a otro alguno. ¿Cómo
era padre? Tanto más profundamente padre cuanto más casta fue su paternidad.
Algunos pensaban que era padre de Nuestro Señor Jesucristo de la misma forma
que son padres los demás, que engendran según la carne, y no sólo reciben a sus
hijos como fruto de su afecto espiritual. Por eso dice San Lucas: Se pensaba que era padre de Jesús. ¿Por
qué dice sólo se pensaba? Porque el
pensamiento y el juicio humanos se refieren a lo que suele suceder entre los
hombres. Y el Señor no nació del germen de José. Sin embargo, a la piedad y a
la caridad de José le nació un hijo de la Virgen María, que era Hijo de Dios»
(S. Agustín, Sermones 51,20).
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