Ir al contenido principal

La Visitación de María a Isabel (Lc 1,39-45)

4º domingo de Adviento – C. Evangelio
39 Por aquellos días, María se levantó y marchó deprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Y cuando oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; 42 y exclamando en voz alta, dijo:
—Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. 43 ¿De dónde a mí tanto bien, que venga la madre de mi Señor a visitarme? 44 Pues en cuanto llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno; 45 y bienaventurada tú, que has creído, porque se cumplirán las cosas que se te han dicho de parte del Señor.
Contemplamos ahora la grandeza de María desde otros puntos de vista. Isabel, llena del Espíritu Santo, proclama que María es «madre de mi Señor» (v. 43). Pero ser «madre de Dios» es también objeto de fe para María, y por ello es felicitada por Isabel (v. 45). Sin embargo, la fe de la Virgen traspasa la mera virtud personal, pues da origen a la Nueva Alianza: «Como Abrahán “esperando contra toda esperanza, creyó y fue hecho padre de muchas naciones” (Rm 4,18), así María, en el instante de la Anunciación, después de haber manifestado su condición de virgen, (...) creyó que por el poder del Altísimo, por obra del Espíritu Santo, se convertiría en Madre del Hijo de Dios según la revelación del ángel» (Juan Pablo II, Redemptoris Mater, n. 14).
La montaña de Judea dista unos 130 km de Nazaret. Según una tradición que se remonta al siglo IV, la casa de Zaca­rías estaba en el actual pueblo de ‘Ayn-Karîm, a unos 8 km al oeste de Jerusalén. Allí el niño Juan salta de gozo en el vientre de su madre. Teólogos antiguos y modernos han visto en esa acción un indicio de la santificación del Bautista en el vientre de su madre: «Considera la precisión y exactitud de cada una de las palabras: Isabel fue la primera en oír la voz, pero Juan fue el primero en experimentar la gracia, porque Isabel escuchó según las facultades de la naturaleza, pero Juan, en cambio, se alegró a causa del misterio. Isabel sintió la proximidad de María, Juan la del Señor; la mujer oyó la salutación de la mujer, el hijo sintió la presencia del Hijo; ellas proclaman la gracia, ellos, viviéndola interiormente, logran que sus madres se aprovechen de este don hasta tal punto que, con un doble milagro, ambas empiezan a profetizar por inspiración de sus propios hijos» (S. Ambrosio, Expositio Evangelii secundum Lucam, ad loc.).

Comentarios

  1. Que salte de alegría el niño es el seno es un buen argumento contra el aborto desde un punto de vista bíblico. Es un ser no nacido pero con sentimientos e individualidad.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas más visitadas de este blog

Pasión de Jesucristo, según San Juan (Jn 18,1–19,42)

Viernes Santo – Evangelio 19,25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. 26 Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, le dijo a su madre: —Mujer, aquí tienes a tu hijo. 27 Después le dice al discípulo: —Aquí tienes a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa. 28 Después de esto, como Jesús sabía que todo estaba ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: —Tengo sed. 29 Había por allí un vaso lleno de vinagre. Sujetaron una esponja empapada en el vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. 30 Jesús, cuando probó el vinagre, dijo: —Todo está consumado. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Comentario a Juan 18,1 - 19,42 El Evangelio de Juan presenta la pasión y muerte de Jesús como una glorificación. Con numerosos detalles destaca que en la pasión se realiza la suprema manifestación de Jesús como el Mesías Rey. Así, cuando

Entrada triunfal en Jerusalén (Mt 21,1-11)

Domingo de Ramos. Procesión 1 Al acercarse a Jerusalén y llegar a Betfagé, junto al Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, 2 diciéndoles: —Id a la aldea que tenéis enfrente y encontraréis enseguida un asna atada, con un borrico al lado; desatadlos y traédmelos. 3 Si alguien os dice algo, le responderéis que el Señor los necesita y que enseguida los devolverá. 4 Esto sucedió para que se cumpliera lo dicho por medio del Profeta: 5 Decid a la hija de Sión: «Mira, tu Rey viene hacia ti con mansedumbre, sentado sobre un asna, sobre un borrico, hijo de animal de carga». 6 Los discípulos marcharon e hicieron como Jesús les había ordenado. 7 Trajeron el asna y el borrico, pusieron sobre ellos los mantos y él se montó encima. 8 Una gran multitud extendió sus propios mantos por el camino; otros cortaban ramas de árboles y las echaban por el camino. 9 Las multitudes que iban delante de él y las que seguían detrás gritaban diciendo: —¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bend

Institución de la Eucaristía (Mc 14,12-16.22-26)

Corpus Christi – B. Evangelio 12 El primer día de los Ácimos, cuando sacrificaban el cordero pascual, le dicen sus discípulos: —¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? 13 Entonces envía dos de sus discípulos, y les dice: —Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Seguidle, 14 y allí donde entre decidle al dueño de la casa: «El Maestro dice: “¿Dónde tengo la sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?”» 15 Y él os mostrará una habitación en el piso de arriba, grande, ya lista y dispuesta. Preparádnosla allí. 16 Y marcharon los discípulos, llegaron a la ciudad, lo encontraron todo como les había dicho, y prepararon la Pascua. 22 Mientras cenaban, tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: —Tomad, esto es mi cuerpo. 23 Y tomando el cáliz, habiendo dado gracias, se lo dio y todos bebieron de él. 24 Y les dijo: —Ésta es mi sangre de la nueva alianza, que es